
El presidente del PIT-CNT cuestionó el relato oficial que pretende instalar la idea de “escalada” de conflictos sindicales cuando en realidad los datos y cifras demuestran todo lo contrario. En este sentido, Marcelo Abdala dijo que en Uruguay “no va a haber un estallido” y que el nivel de conflictividad no es mayor al de otros períodos. “A veces da la impresión de que con respecto al movimiento sindical, el Poder Ejecutivo prefiere la paz de los sepulcros, es decir, la inexistencia de organización sindical”, reflexionó. Sin embargo, Abdala desmarcó de esta actitud al Ministerio de Trabajo y valoró positivamente que “cada vez que nosotros precisamos una gestión para resolver un problema, para encontrar un puente de diálogo o un camino de negociación”, la cartera ha tenido una actitud proclive a las soluciones.
En entrevista con la diaria, Abdala dijo que hay sectores del gobierno que “están nerviosos” porque “en medio de una pandemia con difíciles condiciones para movernos, en un período de luna de miel prolongada de la opinión pública con el presidente de la República –luna de miel que siempre se da, pero en este caso fue prolongada por la pandemia–, no se esperaban que el movimiento popular, capitaneado por la clase trabajadora, haya entregado casi 800 mil firmas para que el pueblo decida sobre la LUC. Y eso cambió todos los ejes de la dinámica económica, social y política. Hay decisiones que tenían tomadas que no las aplicaron, otras que las están enlenteciendo. Hay discursos oblicuos, por ejemplo, el Poder Ejecutivo presentó un documento de reforma de la seguridad social y el mismo Poder Ejecutivo dijo que no era vinculante, ¿entonces quién lo presentó? Para mí no es una señal de fortaleza ese ataque permanente al movimiento sindical, en cierta medida la leo al revés, como una señal de debilidad”.
Consultado sobre la campaña del oficialismo en defensa de la LUC, el presidente del PIT-CNT fue crítico por el manejo de algunos aspectos de forma y contenido. “Por lo visto, con esta triquiñuela de nivel de zócalo de que se quedaron con el color celeste, van a hacer cualquier disparate, como ya lo están haciendo. ¿No dijeron que si ganaba el Sí a la derogación de los 135 artículos íbamos a estar en el régimen soviético acá? ¿O que si ganábamos iban a salir liberados todos los presos? Por las formas de actuación que han tenido, no espero mucho fundamento. Y nosotros encantados de debatir con quien sea, pero vamos a ver”.
Campaña por el Sí
Para Abdala, la recolección de las firmas ya es un triunfo político, más allá de las especulaciones sobre cuál será el resultado del referéndum el próximo 27 de marzo de 2022. “Yo creo que ya es una victoria política. Cuando el gobierno metió un proyecto de país en el formato estrecho de urgente consideración inhibió el debate; cuando nosotros estábamos juntando firmas, ellos desarrollaron una táctica de decir ‘no van a llegar, no van a poder’ y no debatieron nada; hoy por hoy la conquista es que el movimiento obrero y popular le entrega a la democracia uruguaya la posibilidad de discutir lo que no se discutió, y eso para mí ya es una conquista que tiene enormes consecuencias políticas. Cuando uno se prepara para una lucha, se prepara para ganar. La verdad que no tengo idea, no me planteo esa hipótesis [de perder]. Pero ¿sabés por qué? Porque tengo confianza en que, por miles, los militantes del movimiento obrero y popular van a salir a hablar con todo el mundo. Es decir, barrio a barrio, ciudad a ciudad, manzana por manzana, casa por casa”.
¿Estallido? Acá no
En otro punto, el presidente del PIT-CNT fue consultado si considera que en Uruguay se podrían llegar a producir fenómenos similares a los denominados “estallidos” sociales, tal como acontecieron en Chile y Colombia. “La singularidad de Uruguay, que tiene la unidad sin exclusiones tanto en el campo social como en el campo político de la izquierda, hace que los intereses, las oposiciones se desarrollen en un tipo de acción que también es movilización, pero es muy distinto. Es decir, acá no va a haber un estallido, acá si hay movilización, la vamos a organizar nosotros. Es distinto. En muchos de esos países hay pluralidad de centrales sindicales. Entonces, yo no veo un espacio para eso, sí que haya procesos de mucha lucha, de mucha movilización, como por ejemplo ya hubo en el período de ascenso del fascismo y en que el movimiento sindical se unía y enfrentaba el autoritarismo de [Jorge] Pacheco Areco. Había enormes movilizaciones, pero estaban todas encuadradas en las organizaciones históricas de la clase trabajadora”.
Por último, consultado sobre la realidad política en Venezuela, Abdala dijo que recientemente las Naciones Unidas acaban de reconocer el resultado electoral y por ende, al gobierno como legítimo actor en el concierto internacional.
“A mí no me gustaría que algunas de las dinámicas que existen en Venezuela se dieran en Uruguay, pero te lo digo principalmente por lo siguiente: acá en Uruguay podemos tener diferencias antagónicas, pero los debates se hacen de manera institucional y además con independencia de las posiciones, por un sentido de defensa de la democracia y de respeto a la persona. Allá yo noté una derecha violenta, muy pequeños actos de oposición que luego se convertían en asonadas, en prendidas de fuego de edificios públicos. Igual en el fondo el problema de Venezuela para mí ha sido el problema de todos los progresismos de América Latina, en tanto y en cuanto no lograron diversificar las matrices productivas y nuestros países exacerbaron su primarización y su dependencia; en el momento en que bajaron los precios internacionales de las materias primas esa estrategia basada en una matriz productiva primarizada, inversión extranjera directa y distribución del ingreso se asfixió. No se puede construir una sociedad más igualitaria, más justa sin diversificar la matriz productiva. Creo que este problema fue el nuestro, pero también fue el de Venezuela. Y entre tener una posición que defiende el derecho a la autodeterminación del pueblo venezolano, con posibles diferencias y matices con las políticas de gobierno, o ser aliado del imperialismo norteamericano, ah, derecho a la autodeterminación del pueblo venezolano”. Asimismo, aclaró que actualmente el pueblo venezolano no goza de autodeterminación porque “está sumamente castigado por el bloqueo; no tiene muchas necesidades básicas satisfechas. Cuando vos no tenés las necesidades básicas satisfechas, no podés autodeterminarte”.